El conocido dicho «No existe el mal tiempo sino la mala ropa» se ajusta perfectamente a Edimburgo. Y nosotros, los estoicos y románticos habitantes de la ciudad, estamos obsesionados con los giros y altibajos que nos trae el tiempo. «¿Cuatro estaciones en un día?», nos preguntan a menudo. Nuestra respuesta: «Una estación diferente cada hora y una prenda extra, siempre, por si acaso».

Viviendo en Edimburgo, aprendes rápidamente a aceptar los elementos como la cuarta dimensión de la vida en la ciudad. Nuestros armarios son, por tanto, muy versátiles, y la llegada de UNIQLO fue recibida con entusiasmo y alivio. Un día cualquiera de verano puede empezar con niebla, o The Haar, como la llamamos nosotros, llegando a la ciudad desde el mar. Ya en agosto es habitual ir al trabajo con un abrigo de invierno. Se dice que los dioses del tiempo de Edimburgo hacen desaparecer The Haar en cuanto todo el mundo está en el trabajo. Entonces, las temperaturas pueden subir hasta 10 grados en cuestión de minutos. Los habitantes de Edimburgo reaccionamos a estos cambios con muchas capas, que nos quitamos y dejamos regularmente en todas partes, en casa, en la oficina y en lugares públicos. El resultado es un uso desordenado y chic, atrapado en un ciclo interminable de quita y pon. Siempre que nos quede bien...

La luz de la ciudad fascina y cautiva a la gente. Esto se debe a la posición de Edimburgo, su ubicación en el centro del estuario, su complejidad topográfica que abarca siete colinas y su latitud en el hemisferio norte. Es una luz fría, tanto en saturación como en temperatura. Atraviesa las nubes de tormenta, rebota en el agua y llena la ciudad de un aura brumosa. Da a Edimburgo un aire cinematográfico, animando a la gente a comportarse como si estuvieran en un escenario, listos para un primer plano. Nos vestimos para ser vistos y admirados, fotografiados y filmados.

La vida en la calle aquí es muy animada. Somos sede de dos de los festivales más famosos, uno se celebra a lo largo de agosto y el otro, cuatro meses después en Hogmanay, o Año Nuevo, como se le llama en el resto del mundo. Cuando el resto del mundo no está de fiesta con nosotros, disfrutamos de las calles, los jardines, las montañas y las playas para nosotros solos. Nos gusta disfrazarnos y visitar los pubs, bares y restaurantes. Según cuentan, estés donde estés en Edimburgo, estás a tiro de piedra de la peluquería más cercana. La apariencia es muy importante para nosotros y nos encanta un cambio de look para comenzar la nueva temporada, pase lo que pase.

En invierno puede parecer que nunca es de día; en verano, que nunca oscurece. Esta es la magia de Edimburgo. Somos una ciudad de extremos, oscura y luminosa, vieja y moderna, encantadora y desvergonzada, rebelde y empática. Aunque somos una capital relativamente pequeña, se nos conoce en todo el mundo por abrazar la vida, llueva o haga sol, y haga el tiempo que haga.

Hugo Macdonald

Cofundador de Bard

Hugo, que aparece en la página 14, vive en Edimburgo desde hace tres años. Además de su trabajo como crítico de diseño, comisario y consultor, dirige la Bard Gallery, que exhibe arte y artesanía de Escocia. Exredactor de diseño en Monocle, escribe artículos para revistas como Wallpaper*, Apartamento y Kinfolk.

Ilustración: Harper Ouk